Uso y abuso de los conceptos «identificación» e «identidad»

En el lenguaje cotidiano se observa un uso impreciso de los conceptos «identidad» e «identificación». El empleo coloquial de estos términos los vacía de contenido y valor epistémico. El concepto de «identificación» [1. Jean Laplanche; Jean-Bertrand Pontalis. Diccionario de Psicoanálisis. Barcelona: Paidós, 1993, p. 184-189.] es central para dar cuenta de la construcción de la «identidad» en la teoría psicoanalítica.



En el caso del término «identificación» por lo general se lo reduce en el lenguaje corriente a la expresión de un deseo. La frase “me identifico con tal actor…”, puede entenderse como la expresión de un deseo consciente de querer parecerse al mismo en un rasgo, sea éste de carácter, físico, etc., o bien, a la creencia imaginaria de parecerse a dicho actor. Para la teoría psicoanalítica el concepto de «identificación» está asociado a una construcción psíquica inconsciente. Es decir, la identificación, es un proceso psíquico complejo mediante el cual un sujeto asimila un rasgo o aspecto de otro sujeto, transformándose parcial o totalmente en base a este modelo. [2. Sigmund Freud. «La identificación» en Psicología de las masas y análisis del yo. Buenos Aires: Amorrortu, Vol. 18, pp. 99-104]

La confusión de identificación con imitación o contagio mental es producto de un pensamiento anterior al freudiano y hoy es bastante habitual incurrir en ella. Sigmund Freud fue más allá en la investigación para dar cuenta de estos fenómenos por la existencia de un elemento inconsciente común a las personas entre las que se produce el fenómeno: «(…) la identificación no es una simple imitación, sino una apropiación basada en la misma causa etiológica, expresa una equivalencia y se refiere a una comunidad que permanece en lo inconsciente». [3. Sigmund Freud. «La deformación onírica» en La interpretación de los sueños: Madrid: Biblioteca Nueva, 2006, O.C., p. 439.] Para la teoría psicoanalítica los procesos inconscientes identificatorios son los que posibilitan la constitución del sujeto humano.

Identificación con un síntoma

En la clínica abunda la observación de casos de identificación con un síntoma o una etiqueta diagnóstica. Un sujeto identificándose —consciente o inconscientemente— con un síntoma determinado puede poner nombre a un malestar que le invade y para el que no tiene explicación y de ese modo encontrar algo de sosiego a su angustia o malestar con frases como ”estoy deprimido por que soy depresivo”, “no me alimento por que soy anoréxico”, “me drogo por que soy drogadicto”.

Mediante este sofisticado procedimiento psíquico —rudimentario en apariencia— el sujeto encuentra una respuesta a una pregunta que no puede alcanzar a formularse a sí mismo.

Identificándose con el síntoma y a través de él a una etiqueta diagnóstica, esta operación psíquica puede valerle para justificar el incumplimiento de tareas y obligaciones o postergarlas indefinidamente, lo que denomina en psicoanálisis y en medicina «beneficio secundario de la enfermedad»

«Zelig»: el hombre-camaleón

Un ejemplo del uso cotidiano de la idea de «identificación» es el personaje de la genial película de Woody Allen, donde participan desde Susan Sontag al famoso psicoanalista Bruno Bettelheim.

«Quiero que la gente me quiera», dice el personaje de Leonard Zelig a su psicóloga interpretada por Mia Farrow. Si se encuentra con judíos Zelig se convierte al instante en rabino, en gordo si está con gordos, en apache si está entre ellos, mimetizándose con el entorno. Su deseo de ser aceptado lo lleva a transformarse físicamente en las personas que lo rodean.

Un buen retrato de las «patologías» de las masas contemporáneas: copiar e imitar desesperadamente con la creencia narcisista de ser diferentes.