Psicología | Psicoterapia
La dificultad de vivir
 
 

" El hombre es el único animal que puede prometer "
(o faltar a su promesa)

 

F. Nietzsche

La especie humana, a diferencia de las restantes especies animales, tiene y no puede no tener historia; tiene la facultad y la posibilidad de proyectar, es por tanto, un animal histórico. La capacidad de proyectar, implica:

  • Capacidad para concebir algo no existente desde lo existente.
  • La existencia de una reflexión interior, sobre la concepción de un proyecto (la invención del primer hacha de sílex, no fue la excepción).

Por tanto, el hombre puede pensar el futuro, tiene posibilidad de espera y esperanza, ambas diferentes de las de los animales.
El animal puede esperar su presa, para satisfacer una necesidad del instinto, el hombre en cambio, puede esperar una situación futura frente a la cual puede comprometerse libremente, o romper con un compromiso adquirido: "el hombre es el único animal que puede prometer....o faltar a su promesa".
Esa posibilidad de proyectar del hombre, permite que pueda, a través de su trabajo, humanizar la naturaleza, desde un punto de vista político, económico, social, resolviendo así, y trabajando para ello, una cuestión vital, esto es, hacer del mundo un lugar habitable.
Pero hay dos cuestiones que aun no ha podido resolver:

  • El temor a la muerte.
  • El aburrimiento.

Ambas cuestiones son exclusivas del hombre, y ante eso ¿qué hace?, ¿qué puede hacer?
Sabemos lo incómodo que puede resultar estar al lado de alguien que no trabaja, o que está en permanente estado de aburrimiento, de queja, o al lado de alguien que manifiesta constantes temores anta la espera de un suceso trágico, de algo malo que va a suceder, o con miedos insistentes; todos de alguna manera lo hemos experimentado, todos hemos estado en situaciones similares, de estar al lado de alguien así, o nosotros mismos, estar con esos temores o quejas, de hablar sólo de nuestros derechos, legítimos no siempre, pero olvidando nuestros deberes.
La vida, sabemos, es DEFICIENCIA, PROBLEMA y TIEMPO. Toda vida autentica, es desesperación, y esperanza, el hombre, de esta manera, es el único animal que se angustia, esto es, siempre ante el futuro.
El animal, hasta lo que sabemos, cumple con los mandatos genéticos de la especie: se reproduce, cuida de sus cachorros, o se los come, según corresponda, pelea por su territorio, duerme cuando tiene sueño, caza cuando tiene hambre;  el hombre en cambio, es capaz de abandonar sus hijos, su trabajo, beber o comer más de lo necesario, comer menos de lo necesario, matar o robar por placer, aburrirse, drogarse, no poder dormir cuando lo necesita, transgredir, pero ¿por qué pasa esto?, ¿para qué obra de tal manera?
Los poetas, dramaturgos a lo largo de nuestra historia, han dejado sus obras y reflejado en ellas estas acciones y vaivenes humanos,  y aun no tenemos una respuesta del ¿para qué obramos de esa manera, o sí la tenemos?
De la fragilidad del mundo y del hombre, uno de esos poetas, ha escrito:

AMOR, MUNDO EN PELIGRO

Hay que tener cuidado,
mucho cuidado: el mundo
está muy débil, hoy,
y este día es el punto
más frágil de la vida.

Ni siquiera me atrevo
a pronunciar el nombre,
por si mi voz rompiera
ese encaje sutil
labrado por alternos
de sol y luna, rayos,
que es el pecho del aire.

Hay que soñar despacio:
nuestros sueños deciden
como si fueran pasos;
y detrás de ellos quedan
sus huellas, tan marcadas,
que el alma se estremece
al ver cómo ha llenado
la tierra de intenciones
que podrían ser tumbas
de nuestro gran intento.

Soñar casi en puntillas
porque la resonancia
de un sueño, o de un pie duro
en un suelo tan tierno
podría derribar
las fabulosas torres
de alguna Babilonia.

Hay que afinar los dedos:
hoy todo es de cristal
en cuanto lo cogemos.
Y una mano en la nuestra
quizá se vuelva polvo
antes de lo debido
si se la aprieta más
que a un recuerdo de carne.

Hay que parar las gotas
de la lluvia: al caer
en la tierra abrirían
hoyos como sepulcros;
porque el suelo es tan blando
que en él todo es entierro.
Parar, más todavía,
cuando estemos al borde
de algún lago de plata,
el afán de llorar
que su gran parecido
con un lago de plata
en nosotros provoca.
Sí, detener las lágrimas.
Si una lágrima cae
hoy con su peso inmenso
en un lago o en unos
ojos que nos querían
puede llegar tan hondo
que destruya los pájaros
del cielo más amado,
y, haciendo llover plumas,
llene toda la tierra
de fracasos de ala.
No hay que apartar la vista
de los juncos de azogue
donde el calor se mide.
Si el ardor sube mucho
en pechos o en termómetros,
puede arruinar la tierna
cosecha que prometen
tantas letras sembradas
en las cartas urgentes.
Sólo una trémula espera,
un respirar secreto,
una fe sin señales,
van a poder salvar
hoy,
la gran fragilidad
de este mundo.
Y la nuestra.

PEDRO SALINAS España, 1891

Quizá en este poema no esté la respuesta, o en ningún otro, pero al menos pone palabras al dolor, a la fragilidad de la vida, donde la voz del poeta abre la puerta de la posibilidad de comunicación, derribando la muralla de las convenciones. Y en el oscuro rincón a que ha quedado limitado lo realmente humano, la poesía se atreve a aportar su esperanza de salvación, su esperanza de integración final de lo humano en la vida: "Primero fue el Verbo", la palabra dueña total del hombre.

Referencias
  • Lain Entralgo, Pedro. Cuerpo y Alma. Austral. Madrid. 1991.
  • Salinas, Pedro. La voz a ti debida.
  • Pellegrini, Aldo. El poder de las palabras. Noviembre 1952.
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